Aunque la mente humana es una maravilla, sin embargo no es perfecta, lo cual se pone de manifiesto si consideramos lo volátil y mentirosa que es nuestra memoria, lo sesgado que es nuestro pensamiento, que a su vez se ve muy afectado por nuestras emociones. En definitiva, podemos afirmar que ni nuestra mente, ni nuestro raciocinio, son dignos de una confianza absoluta, pero a pesar de ello… Es lo mejor que tenemos para poder vivir tratando de sortear la incertidumbre que nos acecha.
Para ese desafío utilizamos, como nuestra principal arma, el razonamiento, es decir, esa actividad mental en virtud de la cual partiendo de unos conocimientos dados inferimos nuevos conocimientos.
Es a través de la Lógica que conocemos las leyes del razonar correctamente. En efecto, la Lógica estudia las inferencias, desde el punto de vista de su validez, la cual viene dada por la forma de los razonamientos (ya que todo razonamiento tiene una determinada estructura lógica, independiente de su contenido), así como también por unos criterios, y reglas, que garanticen la legitimidad y validez de dicho proceso.
Es que una cosa es la validez y otra cosa es la verdad, la Lógica garantiza el primer aspecto. Por ello, la Lógica es, ante todo, una “Sintaxis Lógica”, es decir, una teoría de combinaciones correctas, a partir de ciertas reglas de combinación, o sintaxis. Por otra parte, la verdad, o falsedad, de un razonamiento depende de su contenido, lo cual cae en el campo de la semántica, de los significados. Así, verdad y falsedad son atributos del lenguaje, no de las cosas. Ellas no son ni verdaderas ni falsas, simple y llanamente “SON”.
Por todo lo anterior, es muy importante el que conozcamos los razonamientos típicamente erróneos, entre ellos “Las Falacias”.
Por las circunstancias actuales pienso que es momento de recordar la falacia lógica de la “Afirmación del Consecuente”, que fue estudiada por el padre de la Lógica, el mismísimo Aristóteles, en sus “Refutaciones Sofísticas” y que, a pesar del tiempo, se ha puesto muy de moda en Venezuela desde el pasado 23 de enero…
Es que desde ese día es común leer por los medios razonamientos como el siguiente:
- Si la caída de Maduro es inminente es natural que los del PSUV estén asustados.
- Es evidente que los parciales del PSUV están asustados.
- Luego, la caída de Maduro es inminente.
Este es uno de los muchos ejemplos que leemos y que concuerdan con la conocida falacia de “Afirmación del Consecuente” la llamada del “Gato Invisible”, que dice:
- Si hubiera un gato invisible sobre esta silla no veríamos nada.
- No vemos nada.
- Luego, sobre esta silla hay un gato invisible.
O como dijo el genial Jaume Perich: «L’home invisible existeix. Ho prova el fet que ningú no l’ha vist mai»
Claro que esa conclusión lógicamente no se deriva de las premisas, es decir, tampoco veríamos nada si sobre la silla no hubiese nada en lo absoluto.
Adaptémosla a la situación en Venezuela:
- Si hay un cambio de posición en los cuarteles no veríamos nada.
- No vemos nada.
- Luego, hay un cambio en los cuarteles.
Dicha falacia se puede expresar simbólicamente así:
Si p entonces q
Se da q
Entonces, se da p.
Volvamos nuevamente al razonamiento sobre la caída de Maduro… Es cierto que si fuese un argumento del tipo deductivo sería, por todo el cañón, una falacia lógica. Peeeeero, si es del tipo de abductivo NO.
La Abducción (Venga, NO tiene nada que ver con OVNIs) es un tipo de argumento a la que se llama también “Inferencia a la mejor explicación”, la más probable… y ¿cuál es la mejor explicación, o la más probable, de que los partidarios del PSUV se muestren tan asustados?
Antes de explicarla debo adelantar que esta forma de razonar es típica de las Ciencias Humanas, tales como la Historia, en la cual la experimentación es imposible, ya que los hechos históricos, bajo idénticas condiciones, no son repetibles, lo que imposibilita el poder utilizar razonamientos inductivos. Pero primero debo presentarles a un gran personaje:
Charles Sanders Peirce
Charles Sanders Peirce (1839-1914) fue un filósofo, lógico y científico, estadounidense, considerado como el fundador del Pragmatismo y padre de la semiótica moderna. Peirce fue un personaje de escritura intensa y prolífica, cuyos manuscritos, una gran parte de ellos sin publicar, ocupan cerca de 80.000 páginas. En 1867 publicó “Los Diferentes Modos de Inferencia”, y en 1878 publicó la serie: “Ejemplos de la Lógica de la Ciencia”, en las que aparece el artículo “Deducción, Inducción e Hipótesis”.
Hoy en día Charles Peirce es muy apreciado por sus contribuciones a la lógica, las matemáticas, la filosofía y la metodología científica, tanto es así que para Karl Popper, Peirce fue “uno de los filósofos más grandes de todos los tiempos”, así también Max Fisch, escribió «Peirce no era meramente un filósofo o un lógico que ha estudiado cuestiones científicas. Era un científico profesional con todo derecho, que llevó a su trabajo las preocupaciones del filósofo y del lógico», Y Keith Devlin se refirió de manera similar a Peirce como uno de los más grandes filósofos de la historia.
Charles Peirce realizó importantes contribuciones a la Lógica Deductiva, y estuvo principalmente interesado en la Lógica de la Ciencia y, más especialmente, en lo que llamó “Abducción”. Peirce consideró que la Abducción estaba en el corazón no sólo de la investigación científica, sino de todas las actividades humanas ordinarias.
Antes de entrar a explicar la Abducción de Pierce, repasemos las formas diferentes de razonar, para así dejar abonado el terreno:
Razonamiento Deductivo
En lógica, un razonamiento deductivo («apodeixis») es un argumento donde la conclusión se infiere necesariamente de las premisas, es decir, se pasa de un grado mayor de generalización a uno inferior. En él la conclusión no admite grados de probabilidad: es verdadera o falsa.
Utilizaré el mismo experimento mental que utiliza Pierce para explicarlo. Imaginando que tomamos una bolsa llena, la cual nos indica, con veracidad, que todos los granos (caraotas, judías, alubias, porotos, habichuelas, frijoles, en fin, como usted los llame) de esa bolsa son blancos. Si metemos la mano y sacamos algunos granos, sin mirar podemos asegurar que los granos que saqué son blancos, Así, la deducción nos permite “predecir”.
Este ejemplo es típico, allí se muestra que tenemos el llamado silogismo:
- Premisa Mayor (nos da una Regla): Todos los granos de esta bolsa son blancos.
- Una Premisa Menor (o Caso): Estos granos son de esta bolsa.
- Y la Conclusión (o Resultado): Estos granos son blancos.
Toda deducción tiene esta forma. Es bueno ir aclarando que para Pierce según como se relacionen: la Regla, el Caso y el Resultado, estaremos en presencia de una Deducción, una Inducción o una Abducción. Esto luego lo veremos.
En este ejemplo de silogismo deductivo podemos ver que se aplica una Regla General (Todos los granos de esta bolsa son blancos) a un Caso sometido a esa Regla (Estos granos son de esta bolsa) para establecer un Resultado que es: Estos granos son blancos. Acá el Heurístico empleado es el de Representatividad, categorizando, de esa forma, el resultado obtenido.
El Razonamiento, o inferencia, Deductivo, propio del Enfoque Epistemológico Racionalista, de por sí no da nueva información, estamos en el reino de lo que debe ser, sólo son “analíticos” o explicativos, con él vamos a un mayor detalle,, pero realmente no hay un nuevo descubrimiento.
En ciencia los combinan con leyes causales (utilizadas en la Premisa Mayor) para hacer anticipaciones, o predicciones. Además, nos permite preservar la verdad, en el sentido de que si tenemos el cuidado de alimentarlo con premisas verdaderas y el razonamiento es válido la conclusión será siempre verdadera. Es decir, nos garantiza la verdad de la conclusión, generando de esa forma, conocimientos confiables. Por el contrario, si las premisas son falsas puede ocurrir cualquier cosa.
Popper, a través, del método Hipotético-Deductivo, lo utiliza para su Falsacionismo, de esta manera: Si el resultado observacional no se cumple, es falseado, es decir no se cumple la predicción, esto falsa la teoría, porque la teoría había hecho una predicción de lo que iba a ocurrir, de lo que se concluye que la Hipótesis General estaba mal planteada.
Razonamiento Inductivo
Tradicionalmente se considera que el razonamiento inductivo («epagogé») consiste en obtener conclusiones generales a partir de premisas que contienen datos particulares, o individuales. Por ejemplo, a partir de la observación repetida de objetos o eventos, de la misma índole se establece una conclusión general para todos los objetos o eventos de dicha naturaleza. Es decir, concluimos que lo que es verdadero acerca de ciertos individuos de una clase, es verdadero acerca de la clase entera. Contrariamente a la deducción, es una inferencia que va de lo particular a lo general.
Ahora bien, como nunca podremos demostrar que las instancias de las cuales aún no hemos tenido experiencia serán semejantes a aquellas de las cuales si hemos tenido, la inducción no puede ser validada. Siempre habrá la posibilidad de que un siguiente caso no se cumpla, o como dijera Karl Popper: “el observar un millón de cisnes blancos no demuestra la veracidad de la tesis de que todos los cisnes son blancos”. Por ello una generalización obtenida por inducción es susceptible de ser destruida por un contraejemplo, así, el observar un cisne negro permitiría rechazarla.
Sin embargo, se considera que un argumento inductivo es fuerte cuando es altamente improbable que su conclusión sea falsa si las premisas son verdaderas. Además, dado que expande nuestro conocimiento del mundo real, es decir, produce nuevos conocimientos, es sintético o ampliativo, ya que la conclusión no está en las premisas, por ello es parte indispensable del método científico y propio de los Enfoques Epistemológicos Empírico-Analítico y Crítico-Interpretativo.
Utilizando el mismo experimento mental que utiliza Pierce, podemos ver claramente las diferencias del Razonamiento Inductivo con el Razonamiento Deductivo. Esta vez comenzamos con los Casos, seleccionando al azar granos de cierta bolsa, luego se recopilan muchos Resultados (que todos los granos que saquemos de la bolsa resulten ser blancos), y a partir de ellos generalizamos, es decir, llegamos a una Regla General... El que todos los granos de esa bolsa son blancos.
Así, con el experimento mental de los granos tenemos con la Inducción:
Caso: Estos granos son [seleccionados al azar] de esta bolsa.
Resultado: Estos granos son blancos.
Regla: Todos los granos de esta bolsa son blancos.
La inducción busca hechos para probar una hipótesis Es claro, que esta generalización siempre será como un salto al vacío… tendrá su componente de fe, como dije, la verdad de sus conclusiones no está garantizada, no son definitivas. Es decir son razonamientos “derrotables”, ante la adquisición de nuevas informaciones.
Con la inferencia podemos “verificar”, y no está de más el recordar que la Estadística Inferencial comprende los métodos y procedimientos que, por medio de la inducción, determina propiedades de una población estadística, a partir de una parte representativa de ésta. Es decir, su objetivo es extraer inferencias acerca de la población bajo estudio, basándose en la información de una muestra de ella.
Razonamiento Abductivo
El Razonamiento Abductivo es un tipo de razonamiento que a partir de las descripciones de un hecho, o fenómeno, que le sirven de premisas, llega a una conjetura, o hipótesis, la cual explica las posibles razones, o motivos, del mismo. Es decir, es una forma de inferencia lógica que comienza con una observación, o un conjunto de observaciones, y luego busca la explicación más sencilla y probable para las observaciones realizadas.
Dicha hipótesis explicativa no tiene fuerza probatoria. Acá el Heurístico empleado es el de Anclaje y Ajuste, es decir, se emite un juicio basándose en alguna conjetura inicial que posteriormente se va ajustando hasta producir la respuesta final. Por ello, al igual que en la Inducción, no tenemos certeza de la conjetura. Por lo tanto las conclusiones abductivas, se caracterizan por tener un remanente de incertidumbre, o duda, aunque, claro, tratamos de tener la hipótesis más razonable, la más creíble, la más plausible (ese es, precisamente, su “Criterio de Selección”). Luego, existirá una abducción correcta si la Regla elegida para explicar la Conclusión se confirma tantas veces de modo que la probabilidad prácticamente equivale a una razonable certeza, y si no existen otras Reglas que expliquen igualmente bien, o mejor, los fenómenos en cuestión.
Aristóteles ya reconocía este tercer tipo de inferencia: “La Abducción” («apagogé»). En efecto, en los “Primeros analíticos” (II, 25), Aristóteles, nos dice que los razonamientos abductivos son silogismos en donde las premisas sólo brindan un cierto grado de probabilidad a la conclusión. Tal vez por esa razón nunca fue tomada muy en serio este tipo de inferencia.
Pero Pierce la desempolvó, primero la llamó Hipótesis y más tarde la rebautizó como Abducción. En este tipo de razonamiento se tiene el Resultado, así como la Regla, nosotros agregamos una Hipótesis, lo que sería la Premisa Menor en un Silogismo, una novedad ampliativa. La Abducción es, entonces, inferir el Caso, a partir de la Regla y el Resultado.
La estructura lógica de toda Abducción Pierce la plantea en 1903 en la 7ma Lección sobre el Pragmatismo. En efecto, en su “Prolegomena to an Apology for Pragmatism”, Peirce llama inferencia abductiva a la «adopción provisional de una hipótesis explicativa» con la siguiente estructura:
Se observa un hecho sorprendente C.
Pero si A fuese verdadero, C sería entonces algo corriente.
Por tanto, hay razones para sospechar que A es verdadero.
Para el caso del experimento mental de los granos, se tiene para la Abducción:
- Regla: Todos los granos de esta bolsa son blancos.
- Resultado: estos granos [curiosamente] son blancos.
- Caso: Estos granos son de esta bolsa.
La abducción es un razonamiento hacia atrás, «del consecuente al antecedente» (de allí su parecido con la falacia de “Afirmación del Consecuente” como dijimos al comienzo del artículo) en el cual se busca una hipótesis para dar cuenta de los hechos… Simplemente sugiere que algo puede ser.
Las Abducciones no sólo está en la Ciencia, sino que están en nuestra cotidianidad, las hacemos a diario, sin ella no nos podríamos manejar, las utilizamos para explicar los hechos que observamos. Normalmente lo que hacemos es hacer conjeturas plausibles relacionándolas con ciertas circunstancias específicas, Por ello usualmente pensamos en el reino de lo que “Puede Ser”. Pierce las relacionaba con el acto de adivinar. Así por ejemplo:
Comienzas a caminando por la calle y notas que las aceras están mojadas. Concluyes que estuvo lloviendo. Podría haber otras explicaciones, como que alguien echó agua para limpiarlas, o a alguien se le rompió un envase con agua; sin embargo, piensas que la lluvia es la mejor explicación posible.
También las usamos mucho cuando tenemos un resultado sorpresivo (Pierce decía: “El detonante de cualquier Investigación es la sorpresa”). En efecto, se maneja en la “Lógica de las Sorpresas”, sorpresa que nace de la ruptura de un hábito, de la quiebra de una expectativa. Ante algo que aparece y que nos cuestiona nuestras creencias, y por ello tratamos de hacerlo lógico. La sorpresa demanda una explicación, una hipótesis… Una Abducción, de manera que no sea sorprendente.
En la noche escuchamos un ruido extraño, y pensamos que es el vecino que llega a su casa.
Luego, la explicación racionaliza los hechos, encontrando una hipótesis tranquilizante. De esta manera la Abducción nos permite tratar de comprender el mundo en que vivimos.
Según Pierce los humanos tenemos instintos adivinatorios, una capacidad de adivinar debido a que nuestra inteligencia tiene afinidad con el mundo en que vivimos… Hay una especie de armonía entre la mente y el mundo, lo cual nos permite adivinar. Bertrand Russell también lo pensaba, argumentaba: “tenemos a priori algunas reglas de causalidad que nos permiten entender el mundo”.
Como dije anteriormente, con la deducción no creamos nuevos conocimientos, es por ello que “El Contexto de Justificación” era el campo de Popper, donde se evalúan las Teorías sin importar como se crearon históricamente. Luego, desde esa óptica no hay forma de explicar cómo aparecen las novedades. Por el contrario, con Pierce y su Abducción entramos en el “Contexto de Descubrimiento”, es decir, el cómo hacemos nuevos descubrimientos. Para Pierce, la racionalidad del ser humano va más allá de la Lógica formal, y aunque la abducción no es estricta como lo es el razonamiento deductivo, es parte del cómo razonamos los humanos. Así, la inferencia abductiva es el razonamiento pragmático para la mejor explicación en un contexto dado, basada en la coherencia pragmática, esto es, en la «plausibilidad». La consideración principal en la Abducción –escribe Peirce– es la cuestión del Principio de Economía: Economía de dinero, tiempo, pensamiento y energía.
De más no está decir que la Abducción requiere creatividad y capacidad de relacionar. Los Sistemas Expertos de Diagnóstico hoy día emplean frecuentemente la Abducción. Para el semiótico Umberto Eco el razonar abductivo es el «razonar del detective» en cuanto en ella se pueden relacionar diversos indicios dentro de una hipótesis explicativa válida.
Así, Sherlock Holmes, utilizaba mucho la Abducción, Por lo general, se cree que Sherlock Holmes emplea la deducción para extraer sus acertadas conclusiones; sin embargo, rara vez Holmes deduce, en la mayoría de las ocasiones, abduce, es decir, infiere la mejor explicación posible para las premisas que obtiene a partir de su minuciosa observación. Como ejemplo de ello les invito a ver este corto de uno de sus films:
A manera de Conclusión
Como es un hecho que a diario utilizamos el razonamiento abductivo, de hecho, muchos filósofos y psicólogos coinciden en que este es el tipo de razonamiento más común, deberíamos manejarlo con propiedad y conocimiento de sus alcances, debido a que muchas veces los argumentos en que se sustentan son muy débiles, y pasan desapercibidos, lo cual puede llegar a ser muy grave, sobre todo cuando confiamos en el testimonio de otra persona. Además, no debemos confiar mucho en la intuición, tomarla en cuenta, claro, pero no a ciegas.
Finalmente es buen o resaltar que las tres clases de razonamiento se articulan. Así, en la Ciencia, la Abducción está al inicio de toda investigación, le corresponde el papel de introducir nuevas ideas, por ello la podemos emparentar con la creatividad. La Deducción extrae las consecuencias necesarias y verificables que deberían seguirse de ser cierta la Hipótesis y por otra parte, la Inducción confirma experimentalmente la hipótesis en una determinada proporción de casos.
- «Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad». Sherlock Holmes.
- Una teoría nunca es correcta porque nunca sabremos si todos los cisnes son blancos.
- La idea de Popper es que la ciencia no debe tomarse tan en serio como suena. Sólo hay dos tipos de teorías: 1. Las teorías que se sabe que son incorrectas. 2. Las teorías que todavía no se sabe que sean falsas, todavía no han sido falseadas, pero están expuestas a que se demuestre que son incorrectas.
- La repetición de una afirmación le da verosimilitud, al margen de su veracidad. Por ello no podemos generalizar los pensamientos y comportamientos de ninguna comunidad…