El lema de la casa Stark es: «Winter Is Coming», (Se acerca el invierno)
… ahora: “Winter Is Here”.
Estamos, quizás como nunca, en pleno auge televisivo, realmente hoy vivimos una edad de oro para las series… y entre ellas, una de las que más destaca es “Game of Thrones” o “Juego de Tronos”, no sólo por su repercusión mediática, sino que su fascinación también se desprende de un mundo literario excepcionalmente denso, con muchos detalles, personajes, subtramas y sorpresas. Un mundo que tiene su propia geografía, su arqueología, sus religiones, su cultura popular, sus canciones, sus mentiras… En fin, un mundo que no se agota en una trama superficial, haciéndose casi hipnótica para quien se sumerge en su increíble historia.
Ahora bien, realmente “Game of Thrones”, es sólo -fantasía- y nada más. Pero es indudable que parte de lo que hace que el espectáculo sea tan absorbente es la presencia de “Los Dragones”, ellos están entre las principales estrellas de la serie, y a pesar de que no dan entrevistas, ni se fotografían en público, su aparición en pantalla está entre los momentos más deseados de cada capítulo.
DRAGONES
“Cuando mis dragones crezcan, recogeremos lo que me fue robado y destruiré a los que me hicieron mal, ¡echaremos desechos a sus ejércitos y quemaremos ciudades en tierra! «- Daenerys Targaryen
Dragones, esas criaturas mitológicas que aparecen de formas diversas, y cuya creencia se sustenta en las diversas tradiciones que sobre ellos aparecen en muchas civilizaciones de todo el mundo, llegando a ser protagonistas de tantos cuentos, historias y mitos.
En efecto, hay muchas ideas que son compartidas por diversas culturas, pero hay una idea en particular que aparece en casi todas las culturas, y eso lo ha hecho tan intrigante como lo es la idea de Dios: el dragón.
Es que en todo el mundo hay leyendas y mitos sobre dragones que tienen características similares. Incluso, la palabra aparece también en la tradición cristiana: el Apocalipsis se refiere a Satanás como el gran dragón.
En nuestro mundo occidental de la actualidad es casi siempre concebido como una criatura monstruosa y malvada; Poderosa y cruel; Fascinante, espectacular y aterradora… En fin, horrible y hermosa… Estereotipo extraído tanto de las antiguas leyendas como de las más modernas películas.
Por supuesto que la creencia en dragones hoy es muy difícil. Venga, es que es muy diferente a al caso de los dinosaurios… De esos animalotes hay huesos expuestos en museos de todo el mundo, peeeeero, no hay un solo hueso de dragón en todas esas vitrinas.
Además, de esa imagen aterradora que nos han vendido de los dragones, nace su increíble atractivo psicológico, muy motivado al miedo y temor que despiertan en todos nosotros. Es que mientras más complejos sean los sentimientos conscientes o inconscientes que tengamos hacia ellos, más nos fascinarán y conquistarán las ideas de los dragones que tengamos en nuestras mentes.
Sin embargo, esas creencias no le hacen daño a nuestra supervivencia biológica, por el contrario, apoya nuestro desarrollo evolutivo, y dan forma a nuestros temores ancestrales, todo un regalo para la selección natural, tan vitales para nuestra supervivencia. No importa cuánto preferimos otros ambientes: la jungla, el espacio, o las ciudades cosmopolitas, el creer en los dragones nos ha ayudado a preservar nuestros instintos que, muy posiblemente, de otra manera estarían olvidados, es por todo ello que el mito del dragón parece inmortal.
En definitiva, claro que este artículo será pura especulación, en cuanto a que los dragones no existen, pero lo usaremos para descubrir un poco de la ciencia que hay en Drogon, Rhaegal y Vyserion, los hijos de la bella Daenerys Targaryen de Juego de Tronos…. De la que nos queda sólo una última temporada (8va).
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