La Simplicidad

Nunca he entendido otro modo de hacer intelectualidad que

no fuera con la mayor de las simplezas, que no es otra cosa que la mayor de las exquisiteces….

 

La meta principal de la comunicación es la claridad y la simplicidad. Por lo general van juntas, pero, como acabamos de comentar, no siempre es así.

Ahora bien, si hacemos un análisis de la evolución que como humanos tenemos, a nivel general observaremos que llevamos registrado en nuestro cerebro el concepto de “economía del esfuerzo”.

Sin embargo, y lamentablemente, no existe una evolución natural hacia la simplicidad, ésta no sucede porque sí, en la práctica las cosas se vuelven cada vez más complicadas. Los procedimientos y el funcionamiento de las cosas son cada vez más complejos. Todo esto crea ansiedad, frustración, dificultades, así como  agotamiento mental. A veces es necesario ser casi un genio para hacer cosas que en el fondo son muy sencillas. Pareciese que hay mucha gente haciendo las cosas complicadas, pero, por el contrario, muy pocas estén intentando simplificarlas. Aunque todos ansiamos una mayor simplicidad, resulta extraordinariamente difícil conseguir que nuestras vidas sean más sencillas.

En efecto, las investigaciones demuestran, por ejemplo, que el 95% de las personas no utilizan el 90% de las funciones de sus controles remotos del Televisor y del Video porque son demasiado complicadas… y, aunque es risible, en muchos hogares sólo los utilizan cuando tienen un adolescente en casa. Lamentablemente, los que conocen los Sistemas no se pueden imaginar los problemas a los que se enfrentan los que no lo conocen.

Debemos buscar formas más sencillas de hacer las cosas que parecen demasiado complicadas. Casi nunca hay justificación alguna para que las cosas sean complejas, cuando pueden ser sencillas, pero con frecuencia la forma tradicional de hacer y pensar las cosas es larga y complicada. Pudiéndose, muchas veces, hallar una forma más fácil… Pongamos un ejemplo:

Hay 131 participantes en la eliminatoria de un torneo de Tenis. ¿Cuántos partidos se han de jugar para que quede un campeón? La forma tradicional de resolverlo es haciéndolo hacia atrás desde el partido final y siempre involucra muchos cálculos…Pero hay una forma más Sencilla… En efecto, si ha de haber un ganador, tendrá que haber 130 perdedores en el torneo, pues como cada perdedor surge de un partido, entonces tendrá que haber 130 partidos….Que fácil!!!

Este ejemplo pone de manifiesto que, a veces, la forma más sencilla es tan sorprendentemente simple, que bien vale la pena invertir algo de tiempo y esfuerzo en buscarla.

En cierto sentido, la ciencia se ha basado en la búsqueda de la simplicidad. Por ejemplo, hoy día los desarrolladores de programas informáticos siempre están enfrentando el reto de la simplicidad. Allí, como siempre, se pone de manifiesto que la verdadera simplicidad procede de un buen entendimiento o comprensión de las situaciones que se aborden.

La complejidad funciona como barrera para las personas. En efecto y por ejemplo, el ofrecer demasiadas opciones a una persona lo que hace es tener un efecto adverso al quizás esperado: Crean una barrera de adopción en la mente humana, nublan la mente, quien instintivamente rechaza lo que se le presenta. Esta situación es, como dijimos, hoy día muy común en las Ciencias Sociales, bañadas, frecuentemente, de la peor de las concepciones de la Complejidad.

Fue Newton quien nos descubrió que «la Naturaleza es extraordinariamente simple y armoniosa en sí misma«. Eliyahu Goldratt,  padre de la Teoría de las Restricciones, nos dijo que esa máxima puede aplicarse no sólo a la Naturaleza, esto es, el mundo físico, sino a la realidad entera, a cualquier realidad. Por qué no volteamos a mirar lo que hizo Steve Jobs?…aprovechó al máximo el poder de la simplicidad.

En efecto, los productos de Apple han sido tan exitosos por el hecho de que son sencillos, fáciles de utilizar, de acceso a casi cualquier persona. Son productos con opciones limitadas que ofrecen lo necesario para hacer una determinada tarea. Por lo general los productos más exitosos del mercado son los que permiten que el usuario final haga el menor esfuerzo posible, le ocasione los menores cambios posibles, y le haga tener que re-aprender lo menos posible. Para ello, se debe hacer algo tan novedoso que haga lo mismo que hace un servicio o producto anterior (piense, en este caso, en el iPhone), pero de una manera muchísimo más sencilla, requiriendo el mínimo esfuerzo del usuario final. Es un proceso de reducir los niveles de complejidad a niveles comprensibles y fáciles de aprender por el usuario, generando una mejor experiencia de uso. Es el amor por la simplicidad donde reside realmente el poder de Apple.

En otras palabras, el hacer algo cada vez más eficiente es lo mismo que decir que hacer algo con el menor esfuerzo posible. ¡La “economía del esfuerzo” reina en nuestras vidas!

Ahondemos un poco en lo de «simple«. ¿Es la realidad simple o compleja? Bien, todo depende de lo que entiendas por complejo. Si te refieres al número de palabras o frases que necesitas para describir un Sistema, pues sí, lo cierto es que hay partes de la realidad que resultan ser muy complejas. Pero ¿Es esa la definición de complejidad con la que nos interesa trabajar? Goldratt nos dice que a los científicos, como a los gestores de una organización, “lo que interesa es la complejidad de funcionamiento o manejo del Sistema”. Lo que queremos saber  es qué «botones hay que tocar» para conseguir de la realidad lo que queremos. Y ahí sí, la intuición de Newton que Goldratt nos trasmite es que, en contra de lo que pudiera parecer, preguntarnos por qué ocurren las cosas, indagar con rigor en las causas de los fenómenos, nos lleva a la conclusión de que la realidad es, según profundizas en tu análisis, extraordinariamente simple. El sistema converge; aparecen causas comunes a medida que nos remontamos en la cadena de causa-efecto. Si profundizamos lo suficiente, encontraremos que unos pocos elementos en la base gobiernan el Sistema por completo. Si creemos que la realidad es compleja, trataremos de encontrar respuestas complicadas a lo que sucede, con lo que siempre erraremos el tiro. Esa es la misma razón por la cual Google ha tenido tanto éxito.

Y hablando de Google, si notan todos los servicios que ofrecen se caracterizan por una cosa en común: Nos hacen la vida más fácil, fomentan nuestra innata “economía del esfuerzo”, nuestro deseo de conservar energías.

¿Por qué nos gusta tanto el buscador Google? Porque es rápido y devuelve resultados relevantes, lo que significa menos trabajo buscando en otros lugares.

Incluso, la historia evolutiva ha tenido que ser un colosal proceso de híper-simplificación causal. En primer lugar, los fenómenos que ocurren cotidianamente no son caóticos, por el contrario, siguen unas reglas que los hacen sencillos, llenos de regularidades y repeticiones que han hecho que nuestro cerebro pueda conocer y actuar en la naturaleza, de no ser así, se nos hubiera hecho imposible.

Nuestro sistema perceptivo y nuestro razonamiento se adaptaron a percibir la realidad de un modo económico y eficaz, teniendo en cuenta sus limitados recursos. Tenemos almacenados en nuestra memoria infinidad de causas que explican cómo funcionan infinidad de cosas, poseemos ese resumen, esa síntesis causal, lo cual evita que tengamos que obrar por ensayo y error, eliminando posibles causas cada vez que intentemos explicar, por ejemplo, el funcionamiento de algo.

 

«Lo sencillo, lo simple» es sinónimo de la evolución real de nuestra humanidad; cuanto más sencillo y simple conseguimos que sea algo, más carga acumulada de conocimiento humano necesita: Lo podemos encontrar en forma de observación social, tecnología aplicada, cultura adaptada e investigación científica. A mayor simplicidad, mayor conocimiento y mayor carga conceptual.

 

Y ante esta realidad incuestionable resulta que en las Ciencias Sociales caminamos “por la acera del frente y en sentido contrario”.

Deberíamos intentar, bajo este orden de ideas, establecer el porqué de las frecuentes discrepancias entre lo que predecimos en educación y lo que sucede en la realidad, tomando conciencia que, debido a la Sinergia, el comportamiento del “todo” es siempre distinto a la suma de las partes.

Es por todo lo anterior que pienso deberíamos transformar nuestro rol de profesor informador al de profesores animadores de la búsqueda del conocimiento, porque ese será siempre nuestro principal activo y el cambio, un factor permanente.

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